Biblioteca: Lectura activa para la era de los copilotos
Llevo tiempo dándole vueltas a cómo la IA cambia nuestra relación con lo que sabemos. El problema de los ebooks tradicionales (Kindle, Apple Books) no es la pantalla; es que son recintos cerrados. El texto está ahí, pero está “preso”. No puedes seleccionarlo fácil, no puedes llevártelo, y lo más importante hoy: no es transparente para tu copiloto.
He construido Biblioteca no por el placer de programar otro lector (aunque shippear rápido siempre es divertido), sino por una necesidad de flujo de trabajo: necesito que mis lecturas “fundamentales” sean material de discusión, no solo de consumo.
El texto como contexto
Cuando leo algo denso, como las entradas del Diario del Guerrero (sobre las que he escrito en Dieta de Información), ya no me basta con subrayar. Quiero abrir la barra lateral de mi navegador, invocar a la IA y decirle: “Teniendo en cuenta este capítulo sobre el Silencio Estratégico, ¿cómo contrasta con la entrada de la semana pasada sobre la Acción Masiva?”.
Para eso, necesito que el texto viva en la web, limpio, en una URL accesible, y formateado para que tanto yo como el LLM lo entendamos sin fricción.
Menos “app”, más herramienta
La nueva sección Biblioteca de mi web es deliberadamente simple. No tiene “gamificación”, ni redes sociales, ni algoritmos de recomendación. Es solo:
- Markdown puro: Porque el texto plano es el único formato que sobrevive a las modas (del papel al pixel, y de vuelta).
- Accesibilidad universal: Funciona en el móvil, en el iPad y en el escritorio. Sin instalar nada.
- Persistencia invisible: Si estoy discutiendo un concepto en el ordenador y tengo que salir, abro el móvil y estoy en la misma línea.
Lectura recursiva
La lectura profunda siempre fue una conversación (con el autor, contigo mismo). Ahora es una conversación a tres bandas. Al liberar el texto de sus contenedores propietarios, habilito una lectura recursiva: leo, pregunto, refuto, y vuelvo a leer con una nueva óptica.
Es un pequeño experimento sobre cómo quiero consumir información a partir de ahora: menos “bajar un archivo”, más “visitar un espacio de pensamiento”.
Podéis probarla aquí. De momento, empieza con el Diario, pero pronto habrá más.