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Miguel Ángel Ballesteros

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26 Febrero: Amor Fati

26 Febrero: Amor Fati

“No busques que los acontecimientos sucedan como tú quieres, sino desea que sucedan como suceden, y tu vida fluirá bien.”Epicteto

Fuente/Tradición: Filosofía (Nietzsche / Estoicismo)

La Historia: El Fuego Purificador

West Orange, New Jersey. Diciembre de 1914. Una noche helada de invierno. Thomas Edison es ya una leyenda viva. Tiene 67 años. Ha inventado la bombilla, el fonógrafo y la cámara de cine. Es rico y famoso. Pero esa noche, el infierno visita su casa. Una explosión química en uno de los edificios de su enorme complejo de laboratorios desata un incendio incontrolable. Los edificios son de madera y están llenos de celuloide, películas y productos químicos. El fuego se vuelve verde, amarillo y violeta, elevándose cientos de metros en el cielo. Los bomberos llegan, pero el calor es tan intenso que no pueden acercarse. Todo está perdido. Décadas de trabajo. Prototipos únicos. Notas manuscritas. Patentes. Todo el imperio de Edison se está convirtiendo en cenizas ante sus ojos.

Charles, el hijo de Edison, corre frenético entre el humo buscando a su padre. Teme encontrarlo destrozado, llorando, infartado por el dolor de ver su vida destruida. Finalmente lo encuentra. Edison está de pie, cerca del fuego. El resplandor de las llamas ilumina su cara, su pelo blanco revuelto por el viento caliente. Pero no está llorando. Está sonriendo. Al ver a su hijo, Edison le grita con entusiasmo infantil: —¡Charles! ¡Ve a buscar a tu madre y a todos sus amigos! ¡Rápido! —¿Qué? —pregunta Charles, pensando que su padre ha perdido la razón. —¡Que los traigas! —insiste Edison—. ¡Nunca volverán a ver un fuego como este!

Charles se queda paralizado. —Pero papá… se está quemando todo nuestro trabajo. Edison lo mira a los ojos, con una calma absoluta, y dice: —Sí. Se están quemando todos nuestros errores. Gracias a Dios, podemos empezar de nuevo.

Edison no estaba loco. Estaba practicando el nivel más alto de autocontrol humano. Al día siguiente, paseando entre las ruinas humeantes, reunió a sus empleados y les dijo: “Soy viejo, pero no tanto como para no empezar otra vez”. Tres semanas después, la fábrica estaba produciendo de nuevo. Y al año siguiente, su empresa tuvo más beneficios que nunca.

La Lección:

Hay tres niveles de aceptación ante la adversidad:

  1. Resignación: “Vaya mierda, pero no puedo hacer nada. Lo soportaré”. (Pasivo, triste).
  2. Aceptación: “Esto ha pasado. Vamos a ver qué hago”. (Neutro, pragmático).
  3. Amor Fati: “Esto es exactamente lo que necesitaba. Me encanta que haya pasado”. (Activo, entusiasta).

Friedrich Nietzsche acuñó el término Amor Fati (Amor al Destino). “Mi fórmula para la grandeza en un ser humano es Amor Fati: no querer que nada sea diferente, ni hacia adelante, ni hacia atrás, ni en toda la eternidad. No simplemente soportar lo necesario, sino amarlo”.

El guerrero no solo soporta el fuego; usa el fuego. Si la vida te da madera, haces muebles. Si la vida te da piedras, construyes un muro. Si la vida te da fuego, te calientas y quemas tus errores pasados. Nada se desperdicia. Todo es combustible.

Perder un trabajo no es una desgracia; es la patada que necesitabas para emprender el proyecto que te daba miedo. Una ruptura no es el fin; es la libertad para reencontrarte a ti mismo. Una enfermedad no es un castigo; es un maestro que te enseña a valorar cada respiración.

Reflexión Final:

  1. La Queja: Identifica algo de lo que te estés quejando amargamente ahora mismo.
  2. La Alquimia: ¿Cómo puedes aplicar Amor Fati a eso? ¿Qué tiene de bueno? ¿Qué te está enseñando? ¿Cómo puedes usarlo para ser mejor?
  3. La Práctica de Hoy: Elige tu mayor problema actual. Dilo en voz alta. Y luego di: “Gracias”. Y dilo en serio. Encuentra tres razones por las que ese problema es un regalo disfrazado. “Gracias por este estrés, porque me enseña a priorizar”. “Gracias por este dolor, porque me hace más fuerte”.