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Miguel Ángel Ballesteros

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19 Abril: La Fuga Imposible

19 Abril: La Fuga Imposible

“Fui conductora del Ferrocarril Subterráneo durante ocho años, y puedo decir lo que la mayoría de los conductores no pueden decir: nunca descarrilé mi tren y nunca perdí un pasajero.”Harriet Tubman

Fuente/Tradición: Historia Americana / Libertad

La Historia: La General

Maryland, 1849. Araminta Ross (más tarde Harriet Tubman) es una esclava. Mide un metro y medio. Es analfabeta. Sufre de narcolepsia severa debido a un golpe en la cabeza que recibió de niña (se queda dormida de repente en medio de una conversación). Es la candidata menos probable para convertirse en una leyenda de acción. Pero Harriet tiene un fuego interior que quema más que el miedo. Escapa sola hacia el Norte, guiándose por la Estrella Polar y el musgo de los árboles. Recorre 150 kilómetros a pie, perseguida por cazadores de recompensas y perros. Llega a Filadelfia. Es libre. Podría haberse quedado allí, segura, trabajando como cocinera, disfrutando de su libertad ganada con sangre. Pero la audacia de Harriet no era egoísta. “Fui libre, pero no había nadie para darme la bienvenida a la tierra de la libertad. Mi hogar estaba allá abajo, con mi gente”.

Harriet vuelve. Vuelve al infierno del que acaba de escapar. Se convierte en “conductora” del Ferrocarril Subterráneo. Realiza 13 misiones de rescate hacia el Sur. Se disfraza de anciana, de hombre, de loca. Camina por los pantanos en invierno para no dejar huellas. Lleva un revólver. No solo para defenderse de los esclavistas, sino para motivar a los suyos. Cuando un esclavo rescatado, agotado y aterrorizado, quería rendirse y volver a la plantación (poniendo en peligro a todo el grupo), Harriet le apuntaba a la cabeza y le decía con voz de acero: “Serás libre o morirás”. Nadie volvió atrás. Rescató a más de 70 personas, incluyendo a sus padres ancianos. Tenía una recompensa de 40.000 dólares por su cabeza (una fortuna inmensa), viva o muerta. Nunca la atraparon. Durante la Guerra Civil, se convirtió en espía y fue la primera mujer en liderar un asalto armado (la incursión del río Combahee), liberando a 700 esclavos más.

La Lección:

La audacia suprema es arriesgar tu propia seguridad por la de otros. Y a veces, la audacia requiere una dureza implacable. Harriet Tubman nos enseña que la libertad no se pide; se toma. Y se defiende con violencia si es necesario. Nos enseña el concepto de “No hay vuelta atrás”. Cuando emprendes un cambio radical —dejar una adicción, salir de un entorno tóxico, lanzar un proyecto de vida—, habrá momentos de pánico. Habrá momentos en el pantano, con frío y miedo, donde querrás volver a la esclavitud conocida (“al menos allí tenía comida”). En ese momento, necesitas sacar tu revólver interior. Necesitas apuntarte a ti mismo y decir: “Serás libre o morirás. No vamos a volver”. La audacia es quemar los puentes hacia tu antigua vida para que la única opción sea la victoria.

Reflexión Final:

  1. El Regreso: ¿Has logrado una pequeña libertad y te has acomodado, o estás dispuesto a volver a la zona de peligro para ayudar a otros a salir?
  2. El Pánico: Cuando las cosas se ponen difíciles en tu camino de cambio, ¿tienes la tentación de volver a lo viejo?
  3. La Práctica de Hoy: Identifica un puente que necesitas quemar hoy para no volver atrás. Hazlo imposible. Tira el tabaco, borra el número del ex, cancela la suscripción. “Libre o muerto”.