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Miguel Ángel Ballesteros

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04 Julio: Hamburgo y las 10.000 Horas

04 Julio: Hamburgo y las 10.000 Horas

“Me llevó 17 años y 114 días convertirme en un éxito de la noche a la mañana.”Lionel Messi

Fuente/Tradición: Música Pop / Práctica Deliberada

La Historia: Los Chicos de Liverpool

  1. Liverpool, Inglaterra. Cuatro chicos de clase trabajadora tienen una banda de rock and roll. Se llaman The Beatles (aunque todavía cambian de nombre y de batería; Pete Best está con ellos, Ringo llegará después). Son jóvenes, rebeldes y tienen chaquetas de cuero. Pero musicalmente, son mediocres. Tocan mal. Desafinan. Son una banda más de las miles que hay en Inglaterra intentando imitar a Elvis y a Buddy Holly. En Liverpool, tocan una hora a la semana en algún baile escolar o en un sótano húmedo. A ese ritmo, tardarían 20 años en ser buenos.

Pero tienen suerte (o destino). Un promotor les ofrece un contrato para tocar en Hamburgo, Alemania. No es un contrato glamuroso. Es un infierno. Tienen que tocar en clubes de striptease y bares de mala muerte en el barrio rojo (Reeperbahn), como el Indra Club y el Kaiserkeller. El público son marineros borrachos, prostitutas, gánsteres y soldados americanos. El ambiente es violento. Si no tocan fuerte y bien, les tiran botellas de cerveza. Si paran de tocar, el dueño les grita: “¡Mach schau! ¡Mach schau!” (“¡Haced espectáculo!”). Pero la clave es el volumen de trabajo. En Liverpool tocaban 1 hora a la semana. En Hamburgo, tienen que tocar 8 horas cada noche, 7 días a la semana. Para aguantar, toman preludin (anfetaminas legales en la época) y cerveza. Duermen en cuartuchos detrás de la pantalla de un cine porno, oliendo a orina y humedad. Pero tocan. Tocan, tocan y tocan.

Como tienen que llenar 8 horas de repertorio cada noche, no pueden tocar solo sus 3 canciones buenas. Se les acaban en 10 minutos. Tienen que aprenderse versiones de todo: jazz, rock, baladas, música de cine, canciones alemanas. Tienen que aprender a improvisar cuando se les olvidan las letras. Tienen que aprender a captar la atención de un público hostil que no habla su idioma. Estuvieron yendo y viniendo a Hamburgo entre 1960 y 1962. Se calcula que tocaron unas 1.200 veces en directo. Más horas de escenario que la mayoría de las bandas tocan en toda su carrera profesional. Cuando volvieron a Inglaterra en 1963 y explotó la “Beatlemanía”, la gente y los críticos decían: “¡Qué talento natural! ¡Qué frescura! ¡Han salido de la nada!”. No era natural. Era forjado. Habían acumulado sus 10.000 Horas (la regla popularizada por Malcolm Gladwell) antes de que nadie supiera sus nombres. En Hamburgo, el fuego de la repetición fundió sus individualidades y creó un solo organismo musical. John sabía lo que Paul iba a tocar antes de que lo tocara. George sabía cuándo entrar con el solo con los ojos cerrados. Su sonido era compacto, duro, profesional y versátil. Se habían convertido en maestros a través de la fuerza bruta de la práctica extrema.

La Lección:

El talento está sobrevalorado. La práctica está infravalorada. Pero no cualquier práctica. No sirve de nada tocar “Cumpleaños Feliz” 10.000 veces si lo tocas igual de mal siempre y sin atención. Eso solo consolida el error. Los Beatles hacían Práctica Deliberada. Tenían feedback inmediato y brutal (si aburrían, los marineros se iban o les pegaban). Tenían presión. Tenían variedad. Tenían que adaptarse.

Si quieres ser maestro en algo, tienes que “ir a Hamburgo”. Tienes que buscar un entorno donde puedas practicar mucho volumen, con feedback real y consecuencias reales.

  • Si quieres ser escritor, no escribas un poema al mes en tu diario secreto. Escribe un artículo al día y publícalo en internet (feedback). Deja que te critiquen.
  • Si quieres ser vendedor, no leas libros de ventas. Haz 100 llamadas en frío al día (Hamburgo). Que te cuelguen 99 veces.
  • Si quieres ser programador, no veas tutoriales pasivamente. Construye 10 apps y lánzalas.

Huye de la comodidad. La comodidad es el enemigo de la maestría. En Liverpool estaban cómodos, con sus madres y sus novias. En Hamburgo sufrieron. Pero en Hamburgo se hicieron inmortales. Busca tu “barrio rojo”. Busca el lugar donde te obliguen a tocar 8 horas seguidas. Al principio odiarás la experiencia. Te dolerán los dedos. Pero cuando salgas, serás intocable.

Reflexión Final:

  1. El Volumen: ¿Estás practicando lo suficiente? ¿O estás esperando a ser “bueno” para empezar a hacer? (Spoiler: solo te haces bueno haciendo mucho y mal al principio).
  2. El Entorno: ¿Estás en un entorno que te exige excelencia y te da feedback duro, o en uno que tolera tu mediocridad y te aplaude por cualquier cosa?
  3. La Práctica de Hoy: Aumenta el volumen. Haz 50 repeticiones de algo que sueles hacer 5 veces. Escribe 1.000 palabras en lugar de 100. Haz 50 flexiones en lugar de 10. Satura tu sistema. Mira qué pasa en tu mente cuando pasas la barrera del cansancio. Ahí empieza la maestría.