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Miguel Ángel Ballesteros

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15 Julio: Shu-Ha-Ri

15 Julio: Shu-Ha-Ri

“Aprende las reglas como un profesional para poder romperlas como un artista.”Pablo Picasso

Fuente/Tradición: Artes Marciales Japonesas (Aikido) / Pedagogía

La Historia: El Aprendiz de Té

Kioto, Japón. Siglo XVI. Sen no Rikyu es el gran maestro de la Ceremonia del Té (Chanoyu). Es el hombre que convirtió beber té en una religión estética. Un joven samurái llega a su escuela. Quiere aprender el arte. El samurái es fuerte, impaciente, inteligente y creativo. Quiere impresionar al maestro rápidamente. En su primera semana, el samurái dice: —”Maestro, he estado pensando. He inventado una nueva forma de batir el té. Si muevo la muñeca así, es más rápido y hace más espuma. Es más eficiente”. Rikyu lo mira con una severidad tranquila y le dice: —”No”. —”Pero maestro, es mejor…” —protesta el joven. —”No. Primero aprende a batir el té como lo han hecho mis ancestros durante 500 años. Cuando tu mano se mueva sola, sin que tú pienses, entonces hablaremos de mejoras”.

El samurái, humillado pero obediente, acepta. Pasa 3 años solo aprendiendo a limpiar los utensilios. Limpia el cuenco (chawan) mil veces hasta que brilla en la oscuridad. Pasa otros 3 años aprendiendo a caminar sobre el tatami sin hacer ruido, deslizando los pies (suri-ashi). Pasa otros 3 años aprendiendo a batir el té exactamente como dice Rikyu. El ángulo exacto. El ritmo exacto. El samurái se aburre. Se siente un robot. “Esto es estúpido”, piensa muchas veces. “Soy un guerrero, no una sirvienta. Esto mata mi creatividad”. Pero sigue. Confía en el proceso. Y un día, después de 10 años de repetición monótona, ocurre algo. Está sirviendo el té a un invitado importante. Hace un movimiento que no está en los libros. Gira la muñeca un milímetro más para evitar una sombra que cae sobre la taza debido a la posición del sol esa tarde. No lo ha pensado. Ha salido solo. El movimiento es perfecto. Es bello. Es suyo. Rikyu, que está observando desde la esquina, sonríe y asiente levemente. El samurái ha completado el ciclo Shu-Ha-Ri.

El Modelo de Aprendizaje:

  1. Shu (守 - Proteger/Obedecer): Es la etapa del principiante. El objetivo es copiar al maestro al 100%. Sin desviaciones. El ego debe morir. Es la etapa de la disciplina rígida. Aprendes la “forma” (kata). Si el maestro dice “pon el pie aquí”, lo pones ahí. No preguntas por qué. Confías en que la forma contiene siglos de sabiduría que tú aún no entiendes. Es como aprender a escribir: primero copias las letras exactamente. No inventas tu propio alfabeto.

  2. Ha (破 - Romper/Desprenderse): Es la etapa intermedia. Ya dominas la forma. Tu cuerpo la conoce de memoria. Ahora empiezas a entender los principios detrás de la forma. Empiezas a cuestionar. “¿Por qué hacemos esto así?”. Empiezas a experimentar. Pruebas pequeñas variaciones. Rompes la regla, pero sabiendo por qué la rompes. Es como un músico de jazz que ya sabe las escalas y empieza a improvisar un poco sobre la melodía, pero sin perder el ritmo.

  3. Ri (離 - Trascender/Separarse): Es la etapa de la maestría. La técnica desaparece. Ya no piensas en “cómo” hacerlo. Simplemente lo haces. Tus movimientos son naturales, espontáneos y únicos. Creas tus propias formas. Has interiorizado tanto el arte que tú eres el arte. Picasso pintaba como un niño a los 80 años (Ri), pero pintaba como Velázquez a los 14 (Shu). Dominó el realismo clásico antes de destrozarlo con el cubismo.

La Lección:

El problema de la cultura moderna es que todos queremos saltar directamente al Ri. Queremos ser “disruptivos”, “creativos” y “originales” desde el día 1. Despreciamos el Shu. Lo vemos como “anticuado”, “aburrido” o “autoritario”. Vemos a un emprendedor joven que dice: “Voy a revolucionar la industria”, pero no sabe leer un balance contable básico. Vemos a un escritor que quiere “romper la gramática”, pero no sabe usar una coma. El resultado no es arte. Es basura pretenciosa. No puedes romper las reglas si no las conoces. No puedes salirte de la caja si no sabes dónde están las paredes. La verdadera creatividad nace de la restricción dominada.

Ten la humildad de ser un imitador al principio. Copia a los grandes. Roba sus técnicas. Somete tu ego a la disciplina de la repetición aburrida. Y solo cuando tus cimientos sean de roca sólida, construye tu propio castillo en el aire.

Reflexión Final:

  1. Tu Etapa: Elige tu habilidad principal (programar, vender, escribir). ¿En qué fase estás honestamente? ¿Shu, Ha o Ri?
  2. La Impaciencia: ¿Estás intentando improvisar cuando todavía deberías estar copiando? ¿Estás intentando correr antes de saber andar?
  3. La Práctica de Hoy: Vuelve al Shu. Toma un básico de tu profesión (una escala musical, una función de código, una técnica de venta). Practícalo con rigor ortodoxo, tal como dicen los libros clásicos. A veces, volver a la base desbloquea el siguiente nivel.