19 Julio: La Zona

“No piensas. Si piensas, eres lento. Si eres lento, estás muerto.” — Kobe Bryant

Fuente/Tradición: Baloncesto / Mamba Mentality / Wu Wei

La Historia: El Juego de la Gripe

Salt Lake City. 11 de junio de 1997. Finales de la NBA. Chicago Bulls contra Utah Jazz. Partido 5. La serie está empatada 2-2. Quien gane hoy, probablemente gane el campeonato. Es el partido bisagra. A las 2 de la mañana, Michael Jordan llama a su entrenador personal, Tim Grover, a su habitación de hotel. Grover entra y encuentra a Jordan en posición fetal en la cama. Sudando frío. Temblando incontrolablemente. “Me siento como si me fuera a morir”, dice Jordan con voz débil. Ha comido una pizza en mal estado (o quizás es un virus estomacal brutal, la leyenda varía). Los médicos del equipo lo examinan. Deshidratación severa. Fiebre de 39 grados. Náuseas. Vértigo. “No hay manera de que juegues mañana, Michael”, le dicen. “Es peligroso”. Jordan no duerme en toda la noche. Vomita todo lo que tiene dentro. Al día siguiente, llega al estadio Delta Center. Está pálido como un fantasma. Camina arrastrando los pies. Sus ojos están vidriosos y hundidos. En el vestuario, se tumba en una camilla con una toalla sobre la cabeza, a oscuras, intentando no desmayarse, hasta que el speaker anuncia su nombre.

Sale a la cancha. El ruido de la multitud es ensordecedor. El partido empieza. En los tiempos muertos, Jordan se desploma en el banquillo. Bebe Gatorade como si fuera agua bendita. Se apoya en sus rodillas para no caerse. Parece un cadáver con uniforme. Scottie Pippen y los demás le miran con preocupación. Pero cuando el balón está en juego… ocurre el milagro. Jordan entra en La Zona. Su cuerpo toma el mando. Su mente consciente, que siente el dolor, la náusea y el mareo, se apaga. Su mente inconsciente, que ha lanzado millones de tiros desde que era niño en Carolina del Norte, se enciende. El cuerpo sabe qué hacer. El cuerpo no tiene gripe. El cuerpo es una máquina de baloncesto. Jordan anota 38 puntos. Roba balones. Coge rebotes. Reparte asistencias. En el último cuarto, con el partido empatado y segundos en el reloj, mete un triple decisivo. Los Bulls ganan 90-88. Al sonar la bocina final, Jordan colapsa en los brazos de Scottie Pippen. Es una de las imágenes más icónicas de la historia del deporte: Pippen casi cargando a Jordan fuera de la cancha, como un soldado sacando a un herido del campo de batalla. Jordan diría después: “Casi me desmayo. Jugué hasta perder la conciencia”. No recordaba gran parte del partido. No estaba allí. Estaba en un lugar más allá del pensamiento.

La Lección:

La Zona (o The Zone) es el lugar donde la preparación se encuentra con la oportunidad. Es el estado donde la ejecución es automática. En el Taoísmo se llama Wu Wei (Acción sin esfuerzo). No puedes “pensar” tu camino hacia la Zona. El pensamiento es lento. El pensamiento es ruidoso. “¿Tengo el codo bien puesto? ¿Debo pasarla? ¿Y si fallo?”. Si piensas eso, ya has perdido el segundo vital. La Zona solo se abre cuando la técnica está tan interiorizada que ya no requiere CPU consciente. Has externalizado la habilidad al cerebelo y a la médula espinal. La memoria muscular es más rápida que la lógica. Jordan pudo jugar medio muerto porque su cuerpo sabía jugar al baloncesto mejor que su mente. Su cuerpo no necesitaba instrucciones. Solo necesitaba que su mente se quitara de en medio y dejara de molestar.

Timothy Gallwey, en El Juego Interior del Tenis, habla del “Yo 1” (la mente crítica que da órdenes y juzga) y el “Yo 2” (el cuerpo que ejecuta y siente). La Zona ocurre cuando el “Yo 1” se calla y deja trabajar al “Yo 2”. Confía en tu entrenamiento. Has practicado mil veces. Sabes hacerlo. En el momento de la verdad (la presentación, el examen, el partido, la cirugía), deja de intentar controlar cada detalle. Suelta el volante. Deja que conduzca el cuerpo.

Reflexión Final:

1. El Saboteador: ¿En qué momentos te “paralizas por análisis”? ¿Cuándo piensas demasiado en lugar de actuar?
2. La Automatización: ¿Qué habilidad básica necesitas automatizar más (practicar más) para liberar tu mente para cosas superiores? No puedes entrar en la Zona si todavía estás pensando en dónde están las teclas del piano.
3. La Práctica de Hoy: Haz algo físico (deporte, bailar, teclear, conducir). Intenta hacerlo rápido, sin mirar, sin pensar. Confía en tus manos/pies. Sorpréndete de lo que saben hacer solos.