24 Julio: Steve Jobs y el Botón
24 Julio: Steve Jobs y el Botón
“Simple puede ser más difícil que complejo. Tienes que trabajar duro para limpiar tu pensamiento y hacerlo simple.” — Steve Jobs
Fuente/Tradición: Tecnología / Obsesión por el Usuario
La Historia: Un Solo Botón
Cupertino, California. Año 2000. Apple está desarrollando su primer software para reproducir y grabar DVDs en el Mac (iDVD). Los ingenieros y diseñadores trabajan duro durante semanas. Finalmente, tienen un prototipo funcional. Están orgullosos. Han incluido todas las funcionalidades posibles. Organizan una reunión con Steve Jobs para enseñárselo. Entran en la sala de conferencias. Proyectan los bocetos de la interfaz en la pantalla. Es una maravilla de la complejidad técnica. Tiene botones para todo: reproducir, pausar, avanzar, retroceder, selección de escenas, subtítulos, configuración de audio, ángulos de cámara, menús ocultos, formatos de grabación. Parece el panel de control de una nave espacial. Los ingenieros empiezan a explicar todas las funcionalidades con entusiasmo. “Mira, Steve, si haces clic aquí, puedes cambiar el color de los subtítulos… y aquí puedes ajustar el bitrate…”. Jobs no dice nada. Mira la pantalla con desprecio creciente. Se levanta. Camina hacia la pizarra blanca. Coge un rotulador. Dibuja un rectángulo grande. Dentro del rectángulo, dibuja un solo botón. Escribe una palabra debajo: “Burn” (Grabar). —”Aquí está la nueva interfaz” —dice Jobs, tirando el rotulador—. “Queremos que el usuario meta el disco, pulse un botón y tenga su película. Eso es todo”.
Los ingenieros entran en pánico. —”Pero Steve, ¿y si quieren configurar el audio? ¿Y si quieren ver los extras? ¿Y si el formato no es compatible?”. —”No les importa” —dice Jobs—. “Quieren ver la película. Haced que funcione”. Salen de la reunión aterrorizados, pero con una misión clara. Tuvieron que trabajar diez veces más duro. Tuvieron que hacer que el software fuera “inteligente”. Que detectara automáticamente el mejor audio. Que supiera qué hacer sin preguntar. Que resolviera los problemas en segundo plano. El resultado fue una interfaz limpia, mágica y sencilla. Jobs entendía algo fundamental: La complejidad es pereza. Es fácil añadir un botón para cada función. Eso es trasladar el problema al usuario. “Toma, aquí tienes 50 opciones, búscate la vida”. Lo difícil es diseñar el sistema para que adivine lo que el usuario quiere y lo haga solo, eliminando la necesidad del botón.
Lo mismo pasó con el iPod. Todos los reproductores MP3 de la época tenían botones de “Volumen +”, “Volumen -“, “Siguiente”, “Anterior”, “Menú”. Jobs dijo: “Demasiados botones”. Inventaron la Rueda (Click Wheel). Un solo mecanismo para hacerlo todo. Lo mismo con el iPhone. BlackBerry tenía teclados físicos con 40 teclas. Jobs dijo: “Un solo botón (Home)”. Y luego, años después, ninguno.
La Lección:
La simplicidad es un acto de generosidad. Cuando haces algo simple (una presentación, un producto, una cena), estás haciendo el trabajo duro tú para que el otro no tenga que hacerlo. Estás digiriendo la complejidad para entregar claridad. Si entregas algo complejo y lioso, estás siendo egoísta. Estás diciendo: “No tuve tiempo de ordenarlo, ordénalo tú”. El maestro asume la carga de la complejidad. Absorbe el caos y emite orden. Lucha contra la entropía.
Mira tu trabajo. ¿Es un mando a distancia con 50 botones que nadie usa? ¿Es tu currículum una lista interminable de datos irrelevantes? ¿Es tu explicación de ventas un laberinto de características técnicas? Simplificar duele. Tienes que matar a tus “bebés” (las funciones que te costó crear pero que nadie necesita). Tienes que borrar párrafos que te gustan pero que no aportan. Pero el resultado es poder puro. Lo simple se entiende. Lo simple se usa. Lo simple se ama.
Reflexión Final:
- La Interfaz: ¿Es fácil interactuar contigo? ¿O eres una persona “con muchos menús y requisitos”?
- El Clic: ¿Cómo puedes reducir la fricción para que la gente haga lo que tú quieres (comprarte, contratarte, amarte)? ¿Puedes convertir 3 pasos en 1?
- La Práctica de Hoy: Toma un documento o email que hayas escrito. Córtalo a la mitad. Quita los adjetivos. Quita las excusas. Deja solo el “Botón Play”.