04 Agosto: El Guión de Tu Vida
04 Agosto: El Guión de Tu Vida
“Estamos condenados a ser libres.” — Jean-Paul Sartre
Fuente/Tradición: Existencialismo Francés
La Historia: El Camarero de Café
París. Café de Flore. Años 40. El aire huele a tabaco negro y café recién molido. Jean-Paul Sartre está sentado en su mesa habitual, escribiendo en una libreta manchada, pero sus ojos estrábicos no miran el papel. Miran a un hombre. Es el camarero. Pero hay algo extraño en él. Observa cómo se mueve. Su gesto es rápido y decidido, un poco demasiado preciso, un poco demasiado rápido. Se acerca a los clientes con un paso un poco demasiado ansioso. Se inclina con una solicitud excesiva, su voz, sus ojos, expresan un interés solícito por el pedido del cliente. Vuelve, intentando imitar en su caminar la rigidez inflexible de una especie de autómata, llevando la bandeja con la temeridad de un equilibrista. Todo su comportamiento parece un juego. Está jugando a ser camarero.
Sartre se da cuenta de la tragedia oculta en esa danza perfecta. Este hombre está atrapado en lo que Sartre llama Mala Fe (Mauvaise Foi). Está intentando desesperadamente convencerse a sí mismo y al mundo de que él es un camarero. Que esa es su esencia. Que es una cosa, un objeto con una función definida, como una silla o una taza. ¿Por qué? Porque si es un camarero, entonces no tiene que elegir. Si es un camarero, tiene un guión. Sabe qué decir, cómo moverse, a qué hora levantarse. El rol le protege del vértigo.
Porque la verdad es aterradora: Él no es un camarero. Es una consciencia libre, radicalmente libre, que en este momento está eligiendo interpretar el papel de camarero. Pero en cualquier segundo, podría tirar la bandeja al suelo. Podría insultar a la dama del abrigo de pieles. Podría salir corriendo a la calle y unirse a la Resistencia o saltar al Sena. Nada se lo impide, excepto su propia elección de no hacerlo. Esa libertad total, esa falta de “naturaleza” predefinida, produce angustia. Así que se refugia en el rol. Se convierte en un autómata para no tener que ser un hombre libre.
La Lección:
Tú haces lo mismo. Todos lo hacemos. Te despiertas y te pones tu disfraz de “Empleado Responsable”. O de “Padre Estricto”. O de “Víctima del Sistema”. Te dices a ti mismo: “No tengo opción. Tengo que ir a trabajar. Tengo que aguantar esto. Es lo que soy”. Sartre te gritaría a la cara: “¡Mentira!”.
No “eres” tímido; estás eligiendo comportarte con timidez. No “eres” un oficinista; estás eligiendo ir a la oficina hoy. La Mala Fe es la mentira que nos contamos para evitar la responsabilidad de nuestra propia vida. Es fingir que somos objetos arrastrados por las circunstancias.
Asumir tu libertad radical significa aceptar que todo lo que haces es una elección. Si sigues en ese trabajo que odias, es porque eliges la seguridad sobre el riesgo. Es tu elección. Si sigues enfadado con tu pareja, es porque eliges el rencor sobre el perdón. Es tu elección. Nadie te obliga. No hay guión. La página está en blanco cada mañana. Eso da miedo, sí. Pero también es la única puerta a la dignidad real. Deja de actuar como un extra en tu propia película. Eres el director, el guionista y el protagonista.
Reflexión Final:
- La Máscara: ¿En qué momento del día sientes que estás “actuando”? ¿Cuándo usas una voz o una postura que no sientes tuya, solo para encajar en lo que se espera de ti?
- La Excusa: ¿Qué frase usas para negar tu libertad? (“Es que no tengo tiempo”, “Es que ya soy muy mayor”, “Es que mi jefe…”). Tradúcela: “Elijo no buscar tiempo”, “Elijo creer que soy mayor”.
- La Práctica de Hoy: Rompe el personaje. Haz algo hoy que no encaje con tu “rol” habitual.
- Si eres el “tipo serio”, haz una broma absurda.
- Si eres el que siempre dice “sí”, di “no” a algo pequeño.
- Si eres el que siempre tiene prisa, siéntate 5 minutos en un banco a no hacer nada.
- Demuéstrate que el guión es opcional.