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Miguel Ángel Ballesteros

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04 Octubre: El Vampiro del Tiempo

04 Octubre: El Vampiro del Tiempo

“El que teme sufrir, ya sufre el temor.”Proverbio Chino (y a menudo, el que habla de hacer, ya gasta la energía de hacer).

Fuente: Historia Moderna / Liderazgo

La Historia: El Arquitecto Silencioso

Washington D.C., 1941. El mundo está en llamas. Hitler avanza por Europa y Japón amenaza el Pacífico. En los pasillos del poder, el ruido es ensordecedor. Generales, políticos y lobistas compiten por atención, dando discursos grandilocuentes, buscando titulares, posicionándose para la gloria. Todos quieren ser el salvador.

En medio de este cacofonía de egos, hay un hombre que apenas habla: el General George C. Marshall.

Marshall no tiene carisma de estrella de cine como MacArthur. No tiene la agresividad mediática de Patton. No da entrevistas para pulir su imagen. Llega a su oficina temprano, trabaja con una eficiencia metódica y brutal, y se va. Cuando el Presidente Roosevelt le ofrece el mando supremo de la invasión de Europa (el puesto que garantizaría su lugar en la historia, el puesto que Eisenhower acabaría ocupando), Marshall responde: “Señor Presidente, no tome su decisión basándose en mis deseos. Decida lo que sea mejor para el país”.

Marshall entendía algo que la mayoría ignoraba: hablar es un drenaje.

Mientras otros generales pasaban horas en cenas de gala explicando sus teorías sobre cómo ganar la guerra, Marshall estaba reorganizando el ejército, diseñando las líneas de suministro, eligiendo a los líderes competentes y despidiendo a los inútiles. Entendía que cada minuto gastado en parecer importante era un minuto robado a ser efectivo.

Después de la guerra, cuando Europa estaba en ruinas, él diseñó el plan de reconstrucción. Truman, el presidente, le dijo: “General, esto debería llevar su nombre”. Marshall no discutió. El “Plan Marshall” salvó al continente. Él nunca escribió sus memorias. Rechazó millones de dólares de editoriales que querían su versión de la historia. “La historia se encargará de sí misma”, dijo. “Yo tengo trabajo que hacer”.

La Lección:

El ego es un vampiro del tiempo y la energía. Y su forma favorita de alimentarse es la “charla”.

Nos encanta hablar de nuestros proyectos. “Voy a escribir un libro”. “Voy a lanzar una startup”. “Voy a correr una maratón”. Publicamos en redes sociales sobre lo que vamos a hacer. Buscamos la validación anticipada. Y cada vez que lo hacemos, el ego recibe una pequeña dosis de dopamina, una recompensa prematura. El cerebro siente que ya ha logrado algo, y la urgencia de hacer el trabajo real disminuye.

Hablar y hacer compiten por los mismos recursos. El ego quiere hablar porque hablar es fácil y trae aplauso inmediato. Hacer es difícil, solitario y a menudo ingrato a corto plazo.

El “Talker” (el hablador) está enamorado de la imagen de sí mismo haciendo cosas. El “Doer” (el hacedor) está demasiado ocupado haciendo cosas como para preocuparse por su imagen. Marshall ganó la guerra y salvó la paz porque no perdió ni un gramo de energía en inflar su ego.

Reflexión Final:

  1. El Silencio Estratégico: ¿Tienes algún proyecto del que has hablado más de lo que has trabajado en él?
  2. La Trampa de la Validación: ¿Publicas tus metas antes de cumplirlas para recibir “likes” y ánimos? ¿Sientes cómo esa satisfacción reduce tu hambre de ejecución?
  3. La Práctica de Hoy: Elige un objetivo o tarea importante. Prométete a ti mismo que no hablarás de ella con nadie hasta que esté terminada. Mata el oxígeno del ego. Deja que los resultados hagan el ruido.