03 Noviembre: Si hoy fuera el último día
03 Noviembre: Si hoy fuera el último día
“Recordar que voy a morir pronto es la herramienta más importante que he encontrado para ayudarme a tomar las grandes decisiones de mi vida.” — Steve Jobs, Discurso en Stanford (2005)
Fuente: Tecnología / Filosofía Práctica
La Historia: El Diagnóstico
En 2004, a Steve Jobs le diagnosticaron un cáncer de páncreas. Los médicos le dijeron que era incurable y que le quedaban, como mucho, seis meses de vida. Le aconsejaron “poner sus asuntos en orden”, que es el código médico para “prepárate para morir”.
Jobs vivió ese día con la sentencia de muerte sobre su cabeza. Por la tarde, le hicieron una biopsia. Metieron un endoscopio por su garganta hasta el páncreas. Cuando los médicos vieron las células bajo el microscopio, empezaron a llorar de alegría. Era una forma muy rara de cáncer pancreático que se podía curar con cirugía.
Jobs sobrevivió (esa vez). Pero la experiencia de mirar al abismo tan de cerca cambió su sistema operativo mental para siempre.
Un año después, subió al estrado de la Universidad de Stanford y dio el discurso de graduación más famoso de la historia. No habló de tecnología, ni de diseño, ni de negocios. Habló de la muerte.
Contó que cada mañana se miraba al espejo y se preguntaba: “Si hoy fuera el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy?”.
Si la respuesta era “No” durante demasiados días seguidos, sabía que tenía que cambiar algo.
La muerte, explicó Jobs, es el mejor invento de la vida. Es el agente de cambio. Limpia lo viejo para dejar paso a lo nuevo. Desnuda todas las expectativas externas, todo el orgullo, todo el miedo al ridículo o al fracaso. Ante la muerte, solo queda lo que es verdaderamente importante.
“No tenéis tiempo para vivir la vida de otros”, les dijo a los estudiantes. “No dejéis que el ruido de las opiniones ajenas ahogue vuestra propia voz interior”.
La Lección:
Vivimos atrapados en obligaciones que no elegimos, cumpliendo expectativas de gente que no nos importa, atrapados en la inercia.
La pregunta de Jobs es un cuchillo que corta esa inercia. Si hoy fuera el último día:
- ¿Te pelearías con tu pareja por esa tontería? No.
- ¿Irías a ese trabajo que odias sin un plan para dejarlo? No.
- ¿Te guardarías ese “te quiero” o ese “lo siento”? No.
La muerte te da una claridad de rayos láser. Simplifica la vida. Convierte los problemas “graves” en ridículos y las cosas “pequeñas” (un café con un amigo, un paseo, un momento de creación) en sagradas.
No necesitas un diagnóstico de cáncer para tener esa claridad. Solo necesitas recordar que el diagnóstico ya lo tienes desde que naciste: eres mortal. El reloj está corriendo.
Reflexión Final:
- El Espejo: Hazte la pregunta de Jobs ahora mismo. “Si hoy fuera el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que tengo planeado para hoy?”.
- El Patrón: Si la respuesta es “No”, ¿cuántos días seguidos llevas así? ¿Es una racha o es una vida?
- La Práctica de Hoy: Introduce un cambio hoy mismo basado en esa pregunta. Haz algo que harías si fuera tu último día (llamar a alguien, comer tu plato favorito, decir una verdad). Vive una hora de “último día”.