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Miguel Ángel Ballesteros

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12 Noviembre: Los Constructores de Catedrales

12 Noviembre: Los Constructores de Catedrales

“Aquel que tiene un porqué para vivir se puede enfrentar a todos los cómos.”Friedrich Nietzsche

Fuente: Historia Medieval / Arquitectura

La Historia: La Obra Interminable

Europa, año 1163. En París, se coloca la primera piedra de la Catedral de Notre Dame. El maestro albañil que mezcla la argamasa ese día sabe una verdad absoluta: él no verá la catedral terminada. Su hijo tampoco la verá terminada. Probablemente, su nieto tampoco.

Notre Dame tardó 182 años en completarse. La Catedral de Colonia tardó 632 años. La Sagrada Familia en Barcelona lleva más de 140 años en construcción.

Imagina la mentalidad de esos hombres. Hoy, nos frustramos si el WiFi tarda tres segundos en cargar una página. Nos desesperamos si nuestro negocio no es rentable en seis meses. Abandonamos proyectos si no vemos resultados inmediatos.

Los constructores de catedrales operaban en una escala de tiempo diferente. Trabajaban con una dedicación fanática en detalles que nadie vería. Esculpían gárgolas en las agujas más altas, a cien metros del suelo, donde el ojo humano no podía apreciar el detalle. ¿Por qué?

“Dios lo ve”, decían.

No trabajaban para el aplauso del público. No trabajaban para la inauguración y la foto en el periódico. Trabajaban para algo más grande que ellos mismos, algo trascendente. Aceptaban ser una pieza anónima en una maquinaria de belleza que les sobreviviría por milenios.

Sabían que su vida era finita, pero su obra era infinita. El arquitecto que diseñaba los cimientos sabía que estaba dibujando el soporte para una aguja que construiría otro hombre, nacido un siglo después de su muerte. Había una confianza intergeneracional, una colaboración a través del tiempo.

No había ego en la catedral. No hay “Catedral de Juan” o “Catedral de Pedro”. Es la Catedral de Nuestra Señora. El individuo se disuelve en la obra.

La Lección:

Hemos perdido el “pensamiento de catedral”. Vivimos en la era del “pensamiento de tienda de campaña”: estructuras rápidas, baratas, fáciles de montar y desmontar, diseñadas para el uso inmediato y el desecho rápido.

Nuestras relaciones son tiendas de campaña. Nuestros trabajos son tiendas de campaña. Nuestra atención es una tienda de campaña.

El guerrero busca recuperar la solidez de la piedra. Busca proyectos que merezcan la pena, incluso si no ve el final. Criar a un hijo es construir una catedral. Crear una cultura de empresa sólida es construir una catedral. Dominar un arte marcial o un instrumento es construir una catedral.

Requiere paciencia infinita. Requiere fe. Requiere aceptar que tú solo eres un custodio temporal de la obra. Que recibiste el testigo de alguien y se lo pasarás a otro.

Cuando trabajas en una catedral, la muerte deja de ser un final abrupto. Es simplemente el momento en que dejas el cincel y otro lo recoge para seguir picando la misma piedra.

Reflexión Final:

  1. Tu Obra: ¿Estás construyendo alguna catedral en tu vida? ¿O solo estás montando tiendas de campaña que el viento se llevará?
  2. El Detalle Invisible: ¿Eres capaz de trabajar bien en los detalles que “nadie ve”? (La parte de atrás del mueble, el código interno, la limpieza bajo la alfombra). Ahí reside la integridad.
  3. La Práctica de Hoy: Dedica tiempo a un proyecto de largo recorrido sin esperar ningún resultado hoy. Pon un ladrillo. Solo uno. Pero ponlo perfecto. Y confía en que la pared subirá, contigo o sin ti.