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Miguel Ángel Ballesteros

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18 Noviembre: La Casa en Llamas

18 Noviembre: La Casa en Llamas

“Veo a los seres vivos ahogarse en el océano del sufrimiento, cegados por sus deseos, incapaces de salir de la casa en llamas.”Sutra del Loto

Fuente: Budismo / Parábola

La Historia: Los Juguetes Peligrosos

El Buda contó una vez una parábola para explicar la locura del apego.

Imagina una mansión enorme y laberíntica, pero vieja y decrépita. De repente, se declara un incendio. Las columnas de madera prenden, el humo llena los pasillos, el techo empieza a crujir.

Dentro de la casa están los hijos del dueño. Son niños pequeños, inocentes e ignorantes del peligro. Están jugando absortos con sus juguetes favoritos: carritos de madera, muñecas, dados de colores.

El padre, que está fuera y ve el fuego, grita desesperado: “¡Salid! ¡La casa se quema! ¡Vais a morir!”.

Pero los niños no entienden qué es “fuego”. No entienden qué es “muerte”. Y, sobre todo, no quieren dejar sus juguetes. Están tan apegados a su juego presente que ignoran la destrucción inminente. Piensan que su padre les quiere estropear la diversión.

El padre, sabiendo que no puede sacarlos a la fuerza a todos a tiempo, usa un “medio hábil” (upaya). Les grita: “¡Niños! ¡Fuera tengo juguetes mejores! ¡Tengo carros tirados por ciervos, carros tirados por bueyes y carros tirados por cabras! ¡Son mucho más bonitos que los que tenéis ahí! ¡Salid rápido y os los daré!”.

Al oír esto, movidos por el deseo de nuevos juguetes (un deseo más fuerte que su apego actual), los niños salen corriendo de la casa en llamas y se salvan.

La Lección:

El mundo es la casa en llamas. La impermanencia, la enfermedad, la vejez y la muerte son el fuego que ya ha prendido en los cimientos. Nos estamos quemando, minuto a minuto.

Pero nosotros somos los niños. Estamos jugando con nuestros juguetes: “Mi carrera”. “Mi reputación”. “Mi colección de relojes”. “Mi razón en esta discusión”.

Estamos tan obsesionados con estos juguetes que ignoramos la realidad de que el techo se nos va a caer encima. Nos apegamos a lo trivial mientras perdemos lo esencial (la vida, la consciencia, la libertad).

El desapego es la madurez de darse cuenta de que la casa se quema. No significa que no puedas jugar. Significa que no te quedes dentro por culpa del juego. Significa que cuando suene la alarma (una enfermedad, una pérdida, o simplemente la intuición de la muerte), seas capaz de soltar el juguete instantáneamente y correr hacia la puerta.

Muchos mueren con el juguete en la mano, furiosos porque el fuego les interrumpió la partida. El guerrero juega, pero siempre mira de reojo a la salida de emergencia.

Reflexión Final:

  1. Tus Juguetes: ¿Cuáles son los “juguetes” que te mantienen atrapado en situaciones dañinas (una relación tóxica, un trabajo que odias)? ¿Es el sueldo? ¿Es la comodidad? ¿Es el miedo a la soledad?
  2. El Fuego: Reconoce que el tiempo se acaba. Esa situación no es estática; se está consumiendo. Quedarse es quemarse.
  3. La Práctica de Hoy: Practica la “Salida de Emergencia”. Visualiza que pierdes tu “juguete” principal (tu trabajo o tu estatus) mañana. ¿Quién eres sin él? ¿Sobrevives? Si la respuesta es sí, ya eres un poco más libre.